miércoles, 5 de marzo de 2008

Si desde que uno tiene conciencia, nos hacen creer que estamos en un mundo complicado, es lógico que las cosas se hagan tan difícil.
Se podría enseñar a disfrutar de un amanecer, un atardecer, a observar con la atención con la que se ve un programa en la caja boba, la perfecta danza que hace un árbol cuando se siente motivado por el viento.
También podríamos aprender a disfrutar de la armonía, la calma, la tranquilidad y la paz. Descartar el nerviosismo, la vorágine y los problemas causados por la propia cabeza.

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