Mientras descansaba.

Mientras mis tiempos dormían, mientras dejaba los segundos pasar, se me cruzó una vida por mis ojos en la que  era posible volverme a encontrar. Hay tiempos y épocas para pasar el rato y hay momentos en los que cada segundo es oro para poder, así, favorecer y aportar algo a esta realidad.

Mientras soñaba con la paz recostado bajo la tormenta, mientras algunos sueños no me dejaban dormir en paz, conseguí una tranquilidad que podría, al fin, ser un poco más permanente que todas las anteriores. Hay experiencias que existen y van a quedar para siempre en nuestras mochilas, depende de nosotros llevarlas o no en el corazón. Pero debemos seguir adelante frente a todos los vacíos que nos quedan por tapar, esos que pareciera ser que no nos quieren dejar avanzar.Hay que dejarlos atrás, junto a todas esas cargas de nuestras historias como para que puedan volver a su lugar natural.

Mientras las ganas de vivir descansaban plácidamente, mientras las motivaciones fundamentales habían decidido esperar, la realidad se puso de mi lado y me ofreció, generosa, acompañarme en el camino de volverme a acomodar.

Luces en la oscuridad.

Sistemáticamente erróneo y constantemente con la mirada cansada de tanto perder (o perdida de tanto cansar). Son tiempos y momentos en que en todos los caminos hay paredes y, justamente, son de esas contra las que a la cabeza le gusta tanto golpear. Hay épocas y experiencias que son lo que supieron ser y punto, dudo que se repitan, por lo menos no en esa escala de grises.

Con respecto al sueño y a los sueños, la inercia y la fatiga mueven montañas de muchísima nada, toda junta y apilada sobre las eternas ganas de aprender a volar. Como si fuera mucho lo poco que se hizo hasta ahora se puede llegar a creer que lo vivido fue suficiente. Primero, porque las caídas fueron fuertes y, segundo, porque el cansancio es cada vez mayor. Pero es fundamental insistir en buscar motivaciones plenas y que logren ser constantes, es fundamental para poder sobrevivir, aunque sea por un rato más, a esta existencia plagada de oscuridades y luces.

Es cuestión de despertarnos y ser conscientes de que queremos y podemos más, es cuestión de dejar de frustrarse por cosas que, confiamos, son necesarias para comprender bien lo que va a pasar. Somos cuestiones que piensan, desean y sienten cada día un poco más.

Somos.

Somos el tiempo pasado que nunca pudo pasar, somos los segundos que siempre vamos a recordar. El sentido de nuestras ideas lo encontramos si esperamos y dejamos un poco la vida pasar. Aunque sea un rato, aunque sea unos momentos de piedad universal.
Esos regalos que nunca dimos, esas frases que no nos pudimos decir, quedan en la profundidad de nuestras almas. Somos las palabras que decimos y las que no pero lo que más somos son las que sentimos en el centro del corazón. Es ahí donde se juega el partido de la vida, en el centro en el pecho. Lo que pasa por los ojos es una perspectiva personal que no deja de ser única y completamente parcial.
Somos todo y nada en un mismo segundo, está en nosotros sabernos aprovechar.

Nada me inspira.

En este mundo de hoy pasan muchas cosas. A cada segundo se pueden reavivar fuegos de pasiones que suponías apagadas hace un largo tiempo y en cualquier rincón de la existencia hay crisis que fomentan la real liberación. Mientras tanto nada me inspira y no se sobre qué escribir.

En este presente de hoy aparecen, cuando quieren, sombras y energías del pasado. En cualquier esquina de las memorias se pueden cruzar sensaciones y confusiones que descansaban en nuestro interior y evitaban salir a flote. Mientras tanto nada me inspira y no se sobre qué escribir.

En esta paciente espera de encontrarle un sentido a la existencia podemos llegar a encontrarle uno a la exigencia de ser uno mismo. En cualquier esencia humana se pueden encontrar los tesoros menos buscados y más necesarios para comprender el objetivo de nuestra presencia en el universo. Mientras tanto yo sigo sin tener nada que me inspire y sin saber sobre qué escribir aunque igual escribo. Probablemente ese sea el sentido de mi existencia y probablemente, en este momento, lo que me inspira es la falta de inspiración.

De alegrías, sonrisas y revoluciones.

Retomar un sendero que supiste andar hace unos años, cuando aprendías a vivir. Volver a alegrarte por alegrar y a sonreir por sonreir es, en realidad, la cuestión importante en esta etapa. Es el hecho de volver a creer en que podemos cambiar al mundo, podemos revolucionar las consciencias y reaccionar de que lo que más necesitamos es estar en paz y en armonía con nuestra verdadera realidad, la que sentimos desde el alma y desde el profundo corazón.
Asumamos que lo que pensamos son interpretaciones de lo que sucede para poder decidir más en frío y con mayor tranquilidad, para no dejarnos llevar por supuestas lógicas racionales que, muchas veces, son las que más nos frenan en nuestro camino a evolucionar. Es fundamental admirar las ganas de vivir para poder continuar con este camino de progreso con respecto a nuestra esencia, es sumamente necesario practicar la humildad y asumir que otros nos pueden enseñar mucho.
Estamos en un momento crucial para nuestras consciencias. Estamos en un momento crucial para revolucionar.

Centro cultural de cada uno.

En la nebulosa de los sentimientos y las sensaciones confusas, de las dudas acerca de la real existencia del destino y de los tiempos en los que nunca pasa el tiempo se puede llegar a hacer difícil reencontrarse con ese lugar de arte y de libertad. Es complicado comprender que no todo lo que pasa por nuestras cabezas es real y verdadero ya que hay ciertos momentos en los que estamos agobiados de estímulos, tanto externos como internos y se nos pueden alterar las percepciones habituales.

Debemos reaccionar desde nuestro centro en paz y con consciencia y así comprenderemos lo concreto de las situaciones con las que nos cruzamos y hacia dónde hay que apuntar para progresar. Al final no es tan complicado llegar hasta el centro de uno mismo, al final el destino es una realidad.