miércoles, 4 de julio de 2007

Creo que llegamos al punto en que el que no tiene verguenza debería tenerla. Es tan triste que se imponga la timidez, que no este bien visto por nuestra cabeza mostrarnos como somos.
Ya no se entiende a que se dirige la humanidad, al aburrimiento absoluto, a la autorepresión mental incorporada a los genes, al castigo a la autenticidad y a la libertad de expresión de expresar lo que uno sienta que tiene que expresar.

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