La rabia puede subir, la bronca también. La fuerza que te da fuerza para gritar aparece cuando menos se la espera y más se la busca, la necesidad de estallar desde la profundidad del ser conversa con las ganas de una revolución.
Porque siempre es la cabeza la que carbura de más y siempre es el corazón el que recibe las revoluciones.
viernes, 13 de marzo de 2009
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