jueves, 13 de agosto de 2009

Se sientan.


Se levanta la cabeza, arriba las copas y abajo el dolor. Se festeja y se festeja, es la vida misma lo que se está viviendo, es el sueño máximo universal. Las paciencias y las no paciencias, las cabezas listas y las cabezas en plena transición; todo junto en la misma mesa, todo junto con el mismo centro. Se puede conversar y discutir, pero al mismo tiempo que se desconectan las atenciones se conecta una razón general, una suerte de libertad intelectual.
Es un común acuerdo en el que todas las partes quedan contentas, un pacto que deja fluir las palabras y la noción de lo que pasa a nuestro alrededor. Un camino de ida a la algarabía, un sentido sin sentido para poder sentir, para poder decir y para poder dejar de ver lo que no se quiere ver. Se va para adelante y para adelante se va a seguir, hasta que no quede más nada se podrá decir que lo que se hizo hasta ahora es lo que se quiso hacer y que el destino fue estar donde se está, en este aquí y en este ahora.

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